En esta columna semanal quiero
presentar un pequeño texto que saque del libro Meditaciones del
emperador romano Marco Aurelio; estas palabras me llevaron a la
reflexión ya que nos plantea interrogantes que siempre nos están asechando.
Esto es lo que dice:
Aunque deberías vivir tres mil
años y otras tantas diez mil, no obstante, recuerda que nadie pierde otra vida
que la que vive, ni vive otra que la que pierde. En consecuencia, lo más largo
y lo más corto confluyen en un mismo punto. El presente, en efecto, es igual
para todos, lo que se pierde es también igual, y lo que se separa es,
evidentemente, un simple instante. Luego ni el pasado ni el futuro se podría
perder, porque lo que no se tiene, ¿Cómo nos lo podría arrebatar alguien? Ten siempre
presente, por tanto, esas dos cosas: una, que todo, desde siempre, se presenta
de forma igual y describe los mismos círculos, y nada importa que se contemple
lo mismo durante cien años, doscientos o un tiempo indefinido; la otra, que el
que ha vivido más tiempo y el que morirá más prematuramente, sufren idéntica perdida.
Porque solo se nos puede privar del presente, puesto que éste sólo posees, y lo
que uno no posee, no lo puede perder.
Esta es una interesante reflexión
porque nos plantea que solo podemos perder en esta vida el presente, y muchas
veces seguimos aferrados a un pasado que ya no está, o bien esperanzados a un
futuro que todavía no existe.
Así que nos olvidamos de vivir lo
único que realmente tenemos, eso es el presente, este mismo instante.
Pero ¿Qué es el presente? Nos dice
Marco Aurelio que es un simple instante y esto nos lleva a la última parte del párrafo
donde nos dice que el que ha vivido más tiempo y el que morirá prematuramente,
sufren una idéntica perdida. ¿Cuál es la perdida? Sin duda alguna es el
presente, este instante que ya no se tendrá. Y no importa el dinero o el poder
que se tenga, el tiempo presente es la perdida final.
Con estas reflexiones, creo que
lo que plantea el autor es: vive el presente, no te aferres al pasado y traza
tu futuro sin descuidar el ahora, porque el ahora es lo único que existe.
Quienes hemos pasado por alguna
experiencia de estar a punto de morir, por alguna causa ya sea por enfermedad o
por un accidente, sabemos o tenemos totalmente claro que en esos instantes lo
único que vale es el presente, no el dinero ni el poder, sólo el instante que
estamos vivos y sobre todo a quién tenemos con nosotros en esos instantes.
Cuántas veces nos olvidamos de vivir,
buscando alcanzar metas monetarias o profesionales y decimos que ya habrá
tiempo para nosotros en el futuro, que después haremos ejercicio o comeremos
saludable, hoy no porque es más importante alcanzar los objetivos que tenemos. Cuantas
veces decimos que después le llamamos a nuestros parientes cercanos, cuando
tenga tiempo y ¿Qué pasa si después no hay tiempo, si se presenta la muerte de
ellos o la de nosotros? De que valió el esforzarnos por conseguir esos
anhelados objetivos.
Con esto no me refiero a que nos
olvidemos de salir adelante y superarnos, de hecho eso estaría totalmente en
contra de mis pensamientos y de mis creencias, pero lo que si digo es que
tenemos que encontrar un equilibrio en la vida para no ser esclavos de nuestras
metas y objetivos, sino que podamos tener presente a nuestros pariente o las
personas que más nos importan y no olvidarnos sobre todo de vivir nuestro
presente, porque si mañana nos toca un accidente o una muerte inesperada, el
día de hoy haya valido la pena.
Espero que esta columna los haga
reflexionar y me escriban sus comentarios al respecto.
Gabriel Ortiz G.
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