lunes, 10 de agosto de 2020

Consejos para delegar responsabilidad a tus empleados

 

Continuando con el tema de liderazgo aquí te hablaré sobre la delegación de responsabilidades; si eres responsable de un grupo de trabajo pequeño, no importa el tamaño, tú puedes hacer el trabajo de todo tu equipo. Pero cuando el grupo es muy grande, no lograrás ser un líder efectivo si haces todo el trabajo.



En ese caso tus colaboradores te verán como un obsesivo del control que se mete en los detalles más mínimos y se dedica más al trabajo de los demás que al suyo. Los miembros del grupo bajaran el rendimiento, porque tú siempre haces el trabajo. No tendrán el compromiso debido y la moral estará por los suelos.


Los buenos jefes cumplen sus tareas por medio de la delegación del trabajo. Al delegar ofrecen autoridad a sus trabajadores y se aseguran de que ellos cuenten con los recursos necesarios para cumplir de manera efectiva las tareas.

Delegar es la principal herramienta de los directivos y si no se realiza bien, el directivo fracasará.



Estos son los motivos por los que no se quiere delegar:

  • No tienes tiempo o estas muy ocupado para delegar.
  • Falta de confianza para que hagan el trabajo correcta o puntualmente tus colaboradores.
  • No quieres soltar la rienda.
  • No quieres dejar de ser el centro de la atención.
  • No tienes a nadie en quien delegar.
  • No sabes cómo delegar correctamente.

Tu éxito como líder depende de ello. Los jefes capaces de dirigir a los colaboradores de su equipo demuestran que tienen la preparación correcta para enfrentar los mejores y mayores retos. Los retos suelen acompañarse de beneficios como un salario más alto, el nombramiento de un cargo, etc.

  • Tú no puedes hacerlo todo.
  • Concéntrate en las tareas que tú sabes hacer y tu personal no.
  • Delegar es una buena manera de que los trabajadores se impliquen más.

Delegar ofrece la oportunidad de que tus empleados se superen. Si ellos pueden tomar decisiones y plantear ideas, aprenderán a tomar la iniciativa, cumplir las tareas y solucionar los problemas que se les presenten. Les quitas a tus empleados una oportunidad valiosa para desarrollar su talento, por eso no lo hagas todo tu.

Como jefe, eres el responsable final de los deberes de tu departamento.


Cada empleado al que le has asignado una función específica tiene los conocimientos y aptitudes específicos de cada área de conocimiento. Si has tomado las decisiones de contratación adecuadas, cada empleado es un profesional con talento y especialización en un terreno específico.

Tienes que aprender a confiar en tus empleados. Eres responsable del equipo y si contrataste alguno de ellos directamente, recuerda porque lo elegiste, tal vez pensaste que tenían talento y eran aptos para desarrollar el trabajo que se les encomendaría. Ahora tienes que darles la oportunidad y la confianza para hacer el trabajo.

Normalmente recoges lo que siembras. Los miembros de tu equipo están preparados, dispuestos y capacitados para ser empleados responsables; sólo tienes que darles una oportunidad.

Si delegas correctamente no perderás el control de una tarea ni de su resultado. Sencillamente, perderás el control sobre cómo se consigue el resultado.

Para terminar una tarea no tienes que seguir un solo camino. Siempre existe la manera de dejar espacio para mejorar el proceso y desempeño. Tu trabajo como jefe consiste en informar a tus trabajadores que resultados esperas obtener y decirles cómo pueden lograrlo. Debes tener el tiempo disponible para ayudarlos u orientarlos, para que aprendan de tu experiencia, y a la vez tienes que distanciarte del control sobre el cómo y concentrarte en el qué y cuándo.


Tus empleados tienen una gran experiencia y conocimientos sobre tus contactos laborales y sobre el funcionamiento cotidiano de la empresa. Muchas veces están más cerca de los clientes y de los problemas que tú. Ignorar sus sugerencias y consejos no sólo es una falta de respeto, sino que es de tontos. No desdeñes ese recurso: ya que lo estás pagando, utilízalo.

Puede que pienses que trabajas más rápido cuando lo haces tú solo que cuando recurres a otras personas, pero esta idea es una mera ilusión. Sí, comentar una tarea y asignársela a uno de tus empleados tal vez te exija más tiempo la primera vez que la delegues la misma tarea tardarás menos tiempo.

Cuando tu haces el trabajo te condenas a hacerlo siempre, una y otra vez. Cuando le enseñas a otro a hacerlo y le das la responsabilidad de hacerlo, tal vez no tengas que hacerlo nunca más. Y tu empleado quizá lo haga mejor y más rápido que tú.

Cuando delegas tú sigues estableciendo las metas y los calendarios para alcanzarlos, pero cada empleado elige su manera de llegar a ellos.

Cuanta más autoridad des a tus empleados, más autoridad tendrá tu departamento y mejor capacitados estarán tus trabajadores para desempeñar los trabajos para los que los contrataste.

Cuando cedes autoridad a los demás, obtienes un equipo de trabajo eficiente y efectivo. A los empleados realmente capacitados les ilusionan sus tareas y trabajan como miembros de un equipo.  También ganarás la capacidad de concentrarte en los temas que merecen tu atención.

Cuando eres jefe, el centro de tu trabajo pasa a ser tu rendimiento en el logro de una meta global de un proyecto o de la organización a través del esfuerzo de los demás.


Los jefes sabios saben que cuando sus trabajadores brillan, ellos también lo hacen. Cuanto más delegas, ofreces a tus trabajadores más oportunidades de brillar. Dales la oportunidad de hacer tareas importantes y de hacerlas bien. Y cuando lo hagan bien, asegúrate de contárselo a todo el mundo.

Si públicamente y a menudo felicitas a tus empleados por el trabajo bien hecho, es más probable que quieran trabajar bien para ti en encargos futuros.

En cuanta más gente delegues, más flexible serás. Cuando tus empleados se ocupan de las tareas diarias necesarias para que la empresa siga funcionando, tú eres libre para enfrentarte con esas sorpresas y oportunidades que siempre parecen asomar la cabeza en el último minuto.

Sigue estos seis pasos para delegar de forma efectiva:

  1. Comunica la tarea. Describe exactamente qué quieres que haga, para cuándo y qué resultados finales esperas obtener. Pide al empleado que te pregunte todo lo que no le quede claro.
  2. Proporciona el contexto de la tarea. Explica por qué hay que hacer el trabajo, su importancia respecto al esquema global y las posibles complicaciones que pueden surgir durante su desarrollo.
  3. Determina criterios. Ponte de acuerdo respecto a los criterios que vas a utilizar para medir el éxito en el cumplimiento de una tarea. Marca criterios realistas y asequibles.
  4. Otorga autoridad. Tienes que ceder a los empleados la autoridad necesaria para que desarrollen el trabajo sin toparse con obstáculos ni confrontaciones constantes con otros empleados.
  5. Apóyalos. Determina los recursos necesarios para que tu trabajador desempeñe la tarea y luego dáselos. Completar un trabajo con éxito puede requerir dinero, formación o la facilidad de consultarte sobre su evolución y los problemas que suelen surgir.
  6. Consigue compromiso. Asegúrate de que tu empleado ha aceptado el encargo. Confirma tus expectativas y la comprensión y el compromiso necesarios para hacer el trabajo.
Espero que puedas aplicar estos consejos que te acabo de exponer y me cuentes en los comentarios que te parecieron.



Si requieres contactarme puedes enviar un correo a consultoria.orp@gmail.com

Soy tu amigo Gabriel Ortiz G. nos vemos la próxima semana.

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