Continuando con el tema de
liderazgo aquí te hablaré sobre la delegación de responsabilidades; si eres
responsable de un grupo de trabajo pequeño, no importa el tamaño, tú puedes
hacer el trabajo de todo tu equipo. Pero cuando el grupo es muy grande, no
lograrás ser un líder efectivo si haces todo el trabajo.
En ese caso tus colaboradores te
verán como un obsesivo del control que se mete en los detalles más mínimos y se
dedica más al trabajo de los demás que al suyo. Los miembros del grupo bajaran
el rendimiento, porque tú siempre haces el trabajo. No tendrán el compromiso
debido y la moral estará por los suelos.
Los buenos jefes cumplen sus tareas por medio de la delegación del trabajo. Al delegar ofrecen autoridad a sus trabajadores y se aseguran de que ellos cuenten con los recursos necesarios para cumplir de manera efectiva las tareas.
Delegar es la principal
herramienta de los directivos y si no se realiza bien, el directivo fracasará.
Estos son los motivos por los que
no se quiere delegar:
- No tienes tiempo o estas muy ocupado para delegar.
- Falta de confianza para que hagan el trabajo correcta o puntualmente tus colaboradores.
- No quieres soltar la rienda.
- No quieres dejar de ser el centro de la atención.
- No tienes a nadie en quien delegar.
- No sabes cómo delegar correctamente.
Tu éxito como líder depende de ello. Los jefes capaces de dirigir a los colaboradores de su equipo demuestran que tienen la preparación correcta para enfrentar los mejores y mayores retos. Los retos suelen acompañarse de beneficios como un salario más alto, el nombramiento de un cargo, etc.
- Tú no puedes hacerlo todo.
- Concéntrate en las tareas que tú sabes hacer y tu personal no.
- Delegar es una buena manera de que los trabajadores se impliquen más.
Delegar ofrece la oportunidad de
que tus empleados se superen. Si ellos pueden tomar decisiones y plantear
ideas, aprenderán a tomar la iniciativa, cumplir las tareas y solucionar los
problemas que se les presenten. Les quitas a tus empleados una oportunidad
valiosa para desarrollar su talento, por eso no lo hagas todo tu.
Como jefe, eres el responsable final de los deberes de tu
departamento.
Cada empleado al que le has
asignado una función específica tiene los conocimientos y aptitudes específicos
de cada área de conocimiento. Si has tomado las decisiones de contratación
adecuadas, cada empleado es un profesional con talento y especialización en un
terreno específico.
Tienes que aprender a confiar en
tus empleados. Eres responsable del equipo y si contrataste alguno de ellos
directamente, recuerda porque lo elegiste, tal vez pensaste que tenían talento
y eran aptos para desarrollar el trabajo que se les encomendaría. Ahora tienes
que darles la oportunidad y la confianza para hacer el trabajo.
Normalmente recoges lo que siembras. Los miembros de tu equipo están preparados, dispuestos y capacitados para ser empleados responsables; sólo tienes que darles una oportunidad.
Si delegas correctamente no
perderás el control de una tarea ni de su resultado. Sencillamente, perderás el
control sobre cómo se consigue el resultado.
Para terminar una tarea no tienes
que seguir un solo camino. Siempre existe la manera de dejar espacio para
mejorar el proceso y desempeño. Tu trabajo como jefe consiste en informar a tus
trabajadores que resultados esperas obtener y decirles cómo pueden lograrlo.
Debes tener el tiempo disponible para ayudarlos u orientarlos, para que
aprendan de tu experiencia, y a la vez tienes que distanciarte del control
sobre el cómo y concentrarte en el qué y cuándo.
Tus empleados tienen una gran experiencia y conocimientos
sobre tus contactos laborales y sobre el funcionamiento cotidiano de la
empresa. Muchas veces están más cerca de los clientes y de los problemas que
tú. Ignorar sus sugerencias y consejos no sólo es una falta de respeto, sino
que es de tontos. No desdeñes ese recurso: ya que lo estás pagando, utilízalo.
Puede que pienses que trabajas más rápido cuando lo haces tú
solo que cuando recurres a otras personas, pero esta idea es una mera ilusión.
Sí, comentar una tarea y asignársela a uno de tus empleados tal vez te exija
más tiempo la primera vez que la delegues la misma tarea tardarás menos tiempo.
Cuando tu haces el trabajo te condenas a hacerlo siempre,
una y otra vez. Cuando le enseñas a otro a hacerlo y le das la responsabilidad
de hacerlo, tal vez no tengas que hacerlo nunca más. Y tu empleado quizá lo
haga mejor y más rápido que tú.
Cuando delegas tú sigues estableciendo las metas y los
calendarios para alcanzarlos, pero cada empleado elige su manera de llegar a
ellos.
Cuanta más autoridad des a tus empleados, más autoridad
tendrá tu departamento y mejor capacitados estarán tus trabajadores para desempeñar
los trabajos para los que los contrataste.
Cuando cedes autoridad a los demás, obtienes un equipo de
trabajo eficiente y efectivo. A los empleados realmente capacitados les
ilusionan sus tareas y trabajan como miembros de un equipo. También ganarás la capacidad de concentrarte
en los temas que merecen tu atención.
Cuando eres jefe, el centro de tu trabajo pasa a ser tu
rendimiento en el logro de una meta global de un proyecto o de la organización
a través del esfuerzo de los demás.
Los jefes sabios saben que cuando sus trabajadores brillan,
ellos también lo hacen. Cuanto más delegas, ofreces a tus trabajadores más
oportunidades de brillar. Dales la oportunidad de hacer tareas importantes y de
hacerlas bien. Y cuando lo hagan bien, asegúrate de contárselo a todo el mundo.
Si públicamente y a menudo felicitas a tus empleados por el
trabajo bien hecho, es más probable que quieran trabajar bien para ti en
encargos futuros.
En cuanta más gente delegues, más flexible serás. Cuando tus
empleados se ocupan de las tareas diarias necesarias para que la empresa siga
funcionando, tú eres libre para enfrentarte con esas sorpresas y oportunidades
que siempre parecen asomar la cabeza en el último minuto.
Sigue estos seis pasos para delegar de forma efectiva:
- Comunica la tarea. Describe exactamente qué quieres que haga, para cuándo y qué resultados finales esperas obtener. Pide al empleado que te pregunte todo lo que no le quede claro.
- Proporciona el contexto de la tarea. Explica por qué hay que hacer el trabajo, su importancia respecto al esquema global y las posibles complicaciones que pueden surgir durante su desarrollo.
- Determina criterios. Ponte de acuerdo respecto a los criterios que vas a utilizar para medir el éxito en el cumplimiento de una tarea. Marca criterios realistas y asequibles.
- Otorga autoridad. Tienes que ceder a los empleados la autoridad necesaria para que desarrollen el trabajo sin toparse con obstáculos ni confrontaciones constantes con otros empleados.
- Apóyalos. Determina los recursos necesarios para que tu trabajador desempeñe la tarea y luego dáselos. Completar un trabajo con éxito puede requerir dinero, formación o la facilidad de consultarte sobre su evolución y los problemas que suelen surgir.
- Consigue compromiso. Asegúrate de que tu empleado ha aceptado el encargo. Confirma tus expectativas y la comprensión y el compromiso necesarios para hacer el trabajo.
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